El Gobierno de Estados Unidos financió alrededor del 47% de los recursos humanitarios a nivel global el año pasado. La ausencia de su apoyo afectará, por ejemplo, a casi 600.000 personas en Bangladesh, y a 1,7 millones de personas en Pakistán, entre ellas 1,2 millones de refugiados afganos, que se verán privados de servicios de salud sexual y reproductiva vitales, con el cierre de centros sanitarios.
Las agencias de la ONU ofrecieron este martes una evaluación desoladora sobre el impacto global de los profundos recortes a la financiación humanitaria por parte de la nueva administración estadounidense del presidente Donald Trump. Además, reiteraron sus llamamientos para que Washington mantenga su posición de líder mundial en ayuda.
El 24 de enero la administración estadounidense enunció una pausa en la financiación de miles de millones de dólares que afectaba a “casi todos los programas de ayuda exterior de Estados Unidos, a la espera de una revisión de 90 días”, declaró Pio Smith, del Fondo de Población (UNFPA), la agencia de la ONU para la salud sexual y reproductiva.
En declaraciones a los periodistas en Ginebra, Smith afirmó que, en respuesta a las órdenes ejecutivas, el UNFPA “ha suspendido servicios financiados con subvenciones estadounidenses que suponen un salvavidas para mujeres y niñas en crisis, también en el sur de Asia”.